DIAGNÓSTICO Y ORIENTACIÓN PSICOPEDAGÓGICA
Grupo “Clave de Fa”: Cristina Cuesta Jiménez
Reflexión Individual: “La
estimulación”
Gracias
a los adelantos en las distintas ciencias sabemos que los niños y niñas están
llenos de capacidades en potencia que tienen que desarrollarse en un momento
determinado.
Cuando
los aprendizajes no se producen en el tiempo que le corresponde, en el momento
clave, será complicado recuperarlos después.
En
las edades con las que estamos trabajando puede ocurrir que un niño o niña no
adquiera un determinado aprendizaje, que sea más lento o que presente
problemas. Está comprobado que la detección precoz de estos retrasos los hace
mucho más resolubles y con más probabilidad de éxito. Por el contrario, los
niños cuyos retrasos en el habla o el caminar se han pasado por alto suelen
presentar problemas posteriores.
Es función de los padres dotar a sus hijos de experiencias que provoquen el
desarrollo de su potencial en el sentido más amplio de la palabra. Hacerlo es
estimularlos y dar calidad al tiempo y a la relación con ellos.
Practicamos la estimulación cuando
realizamos acciones encaminadas a potenciar y desarrollar respuestas en el niño
o la niña para que lleve a cabo comportamientos que hasta el momento no
practicaba o lo hacía con poca frecuencia.
A día de hoy, sabemos, qué capacidades es
posible desarrollar en cada momento evolutivo del niño y establecer una serie
de actuaciones que, presentadas de forma lúdica y dentro de las distintas
rutinas de casa, provoquen nuevos aprendizajes. La suma de estas acciones,
unida a los cuidados, miradas, palabras, mimos y juegos que realizamos con los
niños y niñas, alientan respuestas de tipo motor, cognitivo y afectivo –
relacional que van a ir construyendo habilidades y capacidades superiores más
complejas.
¿Por
qué estimular precozmente?
La correcta estimulación implica un
conjunto de acciones encaminadas a proporcionar al niño las experiencias que
necesita para desarrollarse y, cuánto más precoz sea la aplicación de estas
acciones, más eficaces serán. La estimulación requiere una intervención global,
nunca una sola actuación.
Para estimular al niño hay que tener
conocimientos sobre la materia. Lo primero que debemos saber es que el ambiente
es ya de por sí estimulante. Las voces, los ruidos, la luz, los sonidos, y la
temperatura comienzan a influir sobre nuestro hijo desde antes del nacimiento.
¿Para
qué estimular? Para que el
aprendizaje sea óptimo y se realice en el periodo adecuado.
¿Por
qué empezar cuanto antes? Porque
el bebé tiene momentos idóneos para aprender, estadios críticos que no hay que
desaprovechar.
La
importancia de la estimulación
Cualquier experiencia que facilitemos al
niño, incluso antes de nacer, le estimula y, como consecuencia, le ayuda a
desarrollar todo el potencial del que goza y que no sabrá utilizar si no cuenta
con un guía, un maestro que le ayude a emplearlo.
En los cuatro primeros años, el pequeño
realiza los aprendizajes más importantes de su vida. Y son los padres quienes
deben procurar que sus capacidades se desarrollen en el momento adecuado. Para
ello, deben disfrutar con su hijo de un tiempo diario de estimulación, basado
en jugar, programas, actividades, hablar, coleccionar, compartir aficiones,
aprender juntos, etc.
Estimulación
antes de nacer
El feto está completo a los tres meses,
aunque aún le queda mucho por desarrollar y crecer. Las nuevas técnicas nos
muestran un diminuto ser que se mueve en el líquido amniótico, parpadea, se
chupa el pulgar y agita brazos y piernas. A partir del cuarto mes puede
percibir cómo el corazón de la madre bombea sangre. Su sonido rítmico funciona como
una nana, le calma. Hacia el sexto mes de gestación es capaz de notar las
voces: ya podemos hablarle, ponerle música, cantarle.
Una buena idea es acudir a clases de
natación para embarazadas. La finalidad es que la madre ejercite su musculatura
para el momento del parto, pero si el del oído ya formado, también se estimula
su sentido del equilibrio.
El bebé llega al mundo con el sentido del
tacto desarrollado. Durante la gestación, el hecho de acariciar el vientre
materno estimula su sensibilidad táctil. El olfato y el gusto están plenamente
desarrollados en el momento de nacer. Nada más llegar al mundo, el bebé
distingue el olor de su madre.
Desde
que el bebé nace
A partir del nacimiento y hasta los tres o
cuatro años, el niño hace las adquisiciones más importantes de su vida.
Con el nacimiento deja de depender del
alimento y el oxígeno de la madre y empieza una carrera de crecimiento
imparable como ser autónomo. No es un ser pasivo, sino que trabaja duro en su
proceso de desarrollo.
Nace inmaduro. El cerebro, inicia desde el
momento de nacimiento una carrera para aumentar su peso y tamaño. Al igual que
la gimnasia, desarrolla los músculos, ejercitar el cerebro del bebé le lleva a
realizar una serie de conexiones y circuitos muy complejos para procesar la
información recibida.
La
estimulación crea niños felices
Algunas de las razones por las que es
necesaria la estimulación son:
- Fomenta el contacto físico con los adultos.
- Atiene las necesidades del niño, mediante la aceptación, el respeto y el amor de los padres.
- Permite que los padres y su hijo se conozcan, que establezcan una relación afectiva positiva para ambas partes.
- Aprovecha los momentos clave para desarrollar la inteligencia. Las experiencias que se le proponen al pequeño amplían sus capacidades cuando puede desarrollarlas, nunca antes.
- Forma la personalidad del niño, aumenta su autoestima y fomenta su inteligencia y el desarrollo de sus capacidades.
- Posibilita la detección precoz de problemas y retrasos en el desarrollo.
- Pone en evidencia las capacidades del niño.
- La estimulación requiere:
- El desarrollo de vínculos afectivos, el buen humor, el trato amable y cariñoso.
- La creación de un espacio físico agradable, motivador, divertido e higiénico dentro de la casa.
- El uso de espacio abiertos.
- La utilización de materiales múltiples, domésticos, reciclables, comerciales.
- El juego como eje central de todas las actividades.
La
teoría de las ventanas
Algunos investigadores llaman ventanas a
los periodos en que la oportunidad para que se desarrolle una determinada
capacidad es óptima.
Si no se estimula el cerebro durante ese
tiempo específico, esa ventana se cierra.
A continuación, enumero las ventanas clave
de desarrollo, es decir, los periodos óptimos para procurar el aprendizaje de
cada una de las capacidades del niño:
- Relaciones sociales: de 0 a 18 meses.
- Habilidades motrices: de 0 a 4 años.
- Habla y conversación: 0 a 3 años.
- Matemáticas y lógica: de 1 a 4 años.
- Música: de 3 a 12 años.
- Aprendizaje de un idioma extranjero: de 0 a 10 años.
Si una ventana se cierra, puede que ya no
se vuelva a disponer del potencial de desarrollo, es decir, se están
desperdiciando los momentos idóneos para que el niño aprenda. Si esa
oportunidad pasa, no significa que ya no se pueda hacer nada, pero sí que el
aprendizaje entrañará mayor dificultad.
La teoría de las ventanas viene a decir
“ahora o nunca”, y éste tendría que ser el lema de los padres al estimular a su
hijo. El cerebro infantil está dotado de una increíble plasticidad. Oímos
frecuentemente decir que los niños son “como esponjas”. Ésa es la plasticidad
cerebral, la capacidad que tiene cada una de las neuronas para conectarse y
desempeñar funciones nuevas.
La aplicación de experiencias estimulante
será mucho más eficaz si el padre y la madre se ponen de acuerdo en qué hacer y
cómo:
- Si queremos potenciar el desarrollo integral del niño, todas las actividades de estimulación deben estar coordinadas.
- Los medios que empleemos para trabajar con el pequeño han de ser elegidos por los dos.
- Los padres son los jefes del equipo: deben ponerse de acuerdo en los objetivos que hay que conseguir.
- El control emocional y el del tono de voz deben ser los mismos en el padre y en la madre.
La
falta de estimulación
Existe una gran diferencia en la actitud de
los padres que se preocupan por la estimulación de su hijo y los que no,
visible ya en los primeros meses de vida.
El desarrollo de la mente depende del
establecimiento de la red que conecta unas neuronas con otras; cuantas más
experiencias tenga el niño, más conexiones harán esas neuronas, que se
comunican por impulsos eléctricos. Esto lo tienen claro los padres que le
dedican tiempo de calidad a sus hijos en vez de limitarse a pasar tiempo con
ellos.
La falta de estimulación, da lugar a niños
con pautas de desarrollo atrasadas: levantan su cabeza tarde, su lenguaje
evoluciona tarde, son apáticos, sonríen poco, etc.
Las
áreas a estimular
Cuatro son las áreas a estimular: la
motora, la cognitiva, la del lenguaje y la social. Para saber por qué debemos
hacer con el niño distintos ejercicios es preciso conocer primero qué
adquisiciones tiene que ir haciendo según su edad. Es necesario saber, que cada
niño tiene sus propias características personales y que los tiempos sólo sirven
de orientación. Sobre todo, y lo más importante es que no cese en la
adquisición de capacidades.
Reflexión
final
A los padres les preocupa, saber si están
haciendo lo correcto con su hijo; se suelen preguntar cuándo estimularle, cómo,
de qué manera. Lo primero que deben saber es que estimular al niño mediante
actividades lúdicas en el tiempo que pasan juntos es hacer lo correcto. Deben
convencerse de la importancia que tiene la estimulación por las siguientes
razones:
- Desarrolla la inteligencia.
- Potencia la memoria.
- Estimula la creatividad.
- Construye los cimientos de una autoestima sólida.
- Fomenta la iniciativa.
- Impulsa el potencial que tiene el niño al nacer.
- Consigue que el desarrollo sea más rápido.
Con las experiencias que les facilitamos a
los niños, estimulamos su inteligencia y su creatividad. En el futuro, lo
agradecerán, porque con ayuda desarrolló sus recursos internos.
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